España saliva, jadea, se humedece y llega al climax. Carles Puigdemont ha enviado un mensaje de derrota a uno de los diputados que se mantiene con él en el exilio, y eso, sólo eso, ha sido suficiente para que los representantes del unionismo, excitados, digan -una vez más- que el proceso independentista está muerto y enterrado. Y que lo único que le queda al expresident es acercarse al Tribunal Supremo (TS) a declarar, que allí lo esperan para ponerle las esposas y darle un pasearlo por las calles de Madrid en furgoneta policial con la sirena a todo meter (tal como ya hicieron con los presos políticos que mantienen en prisión desde hace más de 3 meses).
- «Volvemos a vivir los últimos días de la Cataluña republicana…»
- «Supongo que tienes claro que esto ha terminado. Los nuestros nos han sacrificado. Al menos a mí. Vosotros seréis consellers (espero y deseo), pero yo ya estoy sacrificado tal y como sugería Tardà».
- «El plan de Moncloa triunfa. Sólo espero que sea verdad y que gracias a esto puedan salir todos de la cárcel porque si no, el ridículo histórico, es histórico…»
- “No sé lo que me queda de vida (¡espero que mucha!), pero la dedicaré a poner en orden estos dos años y a proteger mi reputación. Me han hecho mucho daño con calumnias, rumores, mentiras que he aguantado por un objetivo común. Esto ahora ha caducado y me tocará dedicar mi vida a la defensa propia”.
Estos mensajes fueron enviados por Carles Puigdemont a Antoni Comín, quien este martes por la noche -luego del aplazamiento del pleno de investidura– se encontraba representando al expresident en un acto político en Lovaina. Las cámaras de un medio de comunicación español grabaron la pantalla del diputado y este miércoles los catalanes desayunaban con el chat derrotista. En un primer momento el entorno de Puigdemont negó los mensajes, sin embargo, el propio expresident los confirmó en un tuit.

«Soy periodista y siempre he entendido que hay límites, como la privacidad, que nunca se ha de violar. Soy humanos y hay momento que también yo dudo. También soy el President i dará un paso atrás, por respeto, agradecimiento y compromiso con los ciudadanos y el país. ¡Seguimos!»
Luego del momento de humanidad del candidato a la presidencia de la Generalitat, el gobierno español y los partidos unionistas, poseídos por un extraño frenesí, sus manos frotaban. La vicepresidenta del gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaria fue una de las primeras en reaccionar. «Creo que ha llegado el momento de que se asuma públicamente lo que se ha dicho muchas veces y por muchos en privado».
El ministro del Interior, Juan Zoido tampoco ha callado: «Me quedo con el mensaje en el que Puigdemont dice ‘esto ha fracasado’. Creo que esto es un auténtico esperpento al que ha sometido a la sociedad catalana que está dando lugar a una situación que no es deseable, teniendo una actuación circense por ahí con una falta absoluta de respeto hacia los catalanes y hacia la Constitución y el Estado de Derecho».
Inés Arrimadas diputada de Ciutadans (Cs) -excandidata a la presidencia de Catalunya- también se ha apresurado a decir que «lo que los independentistas dicen en privado no se atreven a decirlo en público”. Por su parte, Xavier García Albiol -presidente del PP catalán- felicitó a Mariano Rajoy por el chat del expresident. «En palabras del mismo Puigdemont, el plan que tenía el gobierno de España para desmontar el procés es un plan que ha triunfado».
Mientras, Miquel Iceta, el líder del Partido Socialista de Catalunya (PSC) dijo que los mensaje de Puigdemont se debían a un «estado de ánimo momentáneo, y comprendo su decepción tras chocar con la realidad, ya que ha insistido en que su investidura y esta es imposible porque no está en condiciones de ejercer como presidente». Tanto Arrimadas, como Albiol e Iceta, continuando con su fidelidad al 155, se han apresurado en pedir al bloque independentista que proponga a otro candidato.
Y es que ese sería el quid de la cuestión, evitar que el rey Felipe VI tenga que firmar el nombramiento de aquel que le ha querido romper el reino.
¿Descabezar es antidemocrático?
Con el pleno de investidura presidencial aplazado, que NO suspendido, y con el chat de Puigdemont, el gobierno central cree haber hecho una gran ‘faena’ y reclama rabo y oreja. Sin embargo, en su loca carrera por «descabezar el independentismo» -frase salida del estómago de la Soraya Sáenz- tendrá que comenzar a asumir que ha hipotecado el concepto de país democrático del que disfrutaba. Según ‘The Economist’ -prestigioso semanario inglés- España puede convertirse en una «democracia imperfecta».
El índice de la Democracia, elaborado cada año por el influyente think tank británico The Economist Intelligence Unit (EIU), ha rebajado la calificación de España de 8,3 puntos que tenía en 2017 y por los cuales se le consideraba un país de «democracia plena», a 8,08 puntos situandola en el límite con la tipificación de «democracia imperfecta».
Según The Economist, la causa del descenso en la puntuación se debe a que el gobierno español «impidió por la fuerza la ilegal consulta sobre la independencia de Catalunya del 1 de octubre y a su tratamiento represivo de los políticos independentistas». El informe «Democracy Index 2017», que recoge la información sobre el rango de democracia en 167 países, «la represión policial del 1-O y la aplicación del 155 han llevado a España a una situación de pérdida de calidad democrática».
La posición de España en el ranking EIU de 2016 fue citada por el rey Felipe VI en el Foro de Davos para acreditar la solidez de la democracia española.

El informe también pone de manifiesto que los delitos de rebelión y sedición atribuidos a los líderes independentistas catalanes -castigados con penas de hasta de 30 años, las más altas del código penal español- no existen en otras democracias europeas, y están siendo utilizados por España como la vía para acabar con el procès. Según Joan Hoey, directora para Europa de l’EIU, «si España sigue incurriendo en los mismos comportamientos, en 2018 podría caer de categoría y sumarse a la fila de las «democracias imperfectas».
Hoey también señala que «el legalismo exacerbado para responder a lo que es esencialmente una problema democrático y una votación democrática no es la marca de un gobierno que valora la democracia y quiere expandirla»[…] «Actualmente, en una democracia moderna, ver cargos electos procesados por causas que parecen como mínimo arcaicas no ayuda a España a ser considerada una democracia plena, de las que sólo hay 19 en el mundo».
Puigdemont y las margaritas deshojadas
Este martes, el president del Parlament aplazó el pleno de investidura presidencial en espera de la resolución del recurso presentado por el gobierno español ante el Tribunal Constitucional (TC). El recurso es para dilucidar si Carles Puigdemont puede ser investido president de Catalunya. Este sábado, el TC dio un plazo de 10 días para que las partes presenten alegaciones, Puidemont ya presentó la suya diciéndole al tribunal que de si se opone a su investidura viola sus derechos como diputado electo. El TC le contesto que NO, que ellos no violan nada.
Sin embargo, los 10 días siguen formando parte de la ecuación porque la cuestión principal del recurso no ha sido resuelta oficialmente. Ahora bien, en su discurso de aplazamiento, el president del Parlament dijo que el candidato a investir era Puigdemont y que defendería sus derechos hasta el final, ¿será cierto esto? De no serlo, el independentismo buscaría un nuevo candidato y tendría que elegir a uno o una limpios de causas judiciales, que pueda gobernar sin el aliento del juez respirándole en la nuca.
¿Pero esto serviría para que los presos políticos queden en libertad y el gobierno español levante el artículo 155 y «saquen sus sucias manos de la Generalitat de Catalunya» (Carles Puigdemont dixit)? En un mensaje difundido horas después del del aplazamiento del pleno, Puigdemont ya puso en duda esta posibilidad: «la única manera de levantar el 155 es respetando la normalidad democrática que salió de las urnas el 21 de diciembre, y la que sale del Parlament, no de un TC intervenido y teledirigido por el gobierno español».
Según dijo el ministro de economía -cuando Mariano Rajoy de manera irregular convocó las elecciones catalanas del 21 de diciembre pasado- aunque se levante el artículo 155, la economía catalana seguiría intervenida para no dotar de recursos un nuevo intento de separación. Y digo de manera irregular porque los únicos que pueden convocar a elecciones en las comunidades autónomas son los presidentes de las mismas y no hay 155 que lo impida. Este artículo no da carta blanca para destituir a ningún gobierno ni a ningún parlamento. Cosa que al bloque unionista que dice defender la Constitución no les ha importado.
Tic-tac, tic-tac
El tiempo a comenzado a correr y como el conejo de Alicia vamos contra reloj. Más de dos millones de catalanes, sin importar golpes ni amenazas, votaron independencia, y los Comités de Defensa de la República (CDR) constituidos de manera espontánea y con gran presencia en todo Catalunya, han anunciado que la resistencia continúa: «seguiremos presentes en la calle, pararemos el país cuando convenga e iremos al Parlament cuando decidamos». Así que España deberá asumir que el independentismo sigue en pie de lucha. David aún tiene la honda en la mano.
INTERESANTE LECTURA
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