Las mujeres tenemos derecho a caminar sin temor, las mujeres tenemos derecho a disfrutar del espacio público. Luchemos unidas en contra de cualquier tipo de acoso del que seamos objeto y del que seamos testigo
Este lunes por la tarde, luego de ir de compras con mi hija y no acabar, por primera vez, con los nervios de punta, fuímos a comer unas creps a un restaurant del centro de la ciudad en la que vivimos, es en el único sitio donde las hacen tan buenas y mi hija siempre aprovecha para pedirlas y disfrutar con ellas. Mi marido y yo también disfrutamos, aunque cada día toleramos menos el exceso de azúcar en nuestro cuerpo.
Cuando bajábamos del auto, en la acera de enfrente, cuatro chicos no dejaban pasar a una chica que iba sola. Ella intentaba esquivarlos y ellos, mientras reían y le decían cosas, iban impidiendo su paso. Ella nerviosa no sabía qué hacer. Los muy machitos se apartaron cuando les dio la gana y yo indignada les grite “imbéciles”; lástima, el ruido de la calle no permitió que me escucharan y siguieron su camino riendo a carcajadas.
Cuando llegue a la acera le dije a la chica, por qué no les has dicho nada, ella sólo me miró, sonrió nerviosa, siguió su camino y me vi reflejada en ella, actuando igual que ella cuando era una adolescente como ella. Mi madre siempre me enseñó a no contestar si me decían algo por la calle. «No les digas nada, mientras no te toquen no pasa nada, no les des el gusto de darles importancia», me decía.
Y los acosadores saben eso, saben que en la mayoría de los casos sus actos no sólo quedarán impunes, sino que además no se llevarán ni la protesta de sus víctimas, porque así nos educaron y nos siguen educando. Callar sigue siendo el consejo. Y eso tiene que parar. Tenemos que ser reactivas, tenemos que enseñarles a nuestros hijos a no molestar a nadie en la calle y a nuestras hijas a rebelarse, a gritar y a contestar.
Puede ser peligroso, sí, pero en la mayoría de los casos los acosadores son cobardes, tan cobardes que se ven impotentes para abordar a una mujer cara a cara, tan cobardes que sólo son capaces de actuar desde el anonimato y en grupo. Tan cobardes como estos 4 tipejos que no piensan en cómo se sentirían ellos si su paso fuese bloqueado como bloquearon el paso de esta chica.
Para mayor información, la chica de la que hablo no pasaba de los 15 años, iba sin maquillaje, con una gorra, con tejanos, camiseta básica y chaqueta, y no hacía nada que para algunos machos pudiese resultar provocativo, ella sólo iba mirando su teléfono y con los auriculares puestos. Tampoco caminaba por una calle oscura y solitaria por donde, según algunos, «no debería ir una mujer».
Así que asumamos que las mujeres vivimos con el riesgo de ser víctimas del machismo en cualquier lugar del mundo, a cualquier hora y en cualquier circunstancia, y eso no es justo. Tenemos derecho a vivir y deambular con libertad, tenemos derecho a no tener que andar a la defensiva y tenemos derecho a protestar y a levantar la voz cuando no nos lo permitan.