Y nos fuimos a votar y seguimos en las mismas. A ver, ahora, cuál de las alianzas imposibles le quitará el sueño a Pedro Sánchez. (Foto: El periódico.com)
Derecha y ultraderecha suben, excepto Cs, el partido amigo de Mario Vargas Llosa, que se desbarranca. El socialismo baja y Podemos, con su izquierda descafeinada, pasa a ser la cuarta fuerza política y corre el riesgo de ser recordado, sólo, por ser el partido manejado por una pareja que se compró una mansión en una de las zonas más caras de Madrid.
Hace un año, Pablo Iglesias dijo que el independentismo catalán había despertado al fascismo español, sin embargo, el fascismo nunca durmió, ni murió, ni siquiera estuvo en coma, en esta España donde aún se celebra el día de la Hispanidad y se hace con una parada militar.
En esta España donde el rey emérito dijo, alguna vez, que el castellano no había sido idioma de imposición. En una España donde los sudamericanos seguimos siendo sudacas, los magrebíes, moros y los africanos monos.
Habría entonces que reprocharle a Podemos y a su líder no haber ejercido el papel que tenía en la historia, con el que emergió el 15M: ser la voz del pueblo, pues no ha sido capaz de llegar y de calar en aquellos a los que dice representar.
Esa falta de llegada al pueblo se ha traducido en las urnas, hoy más que nunca, cuando la ultraderecha, representada por VOX, le ha pasado la mano por la cara y ha obtenido 52 parlamentarios frente a los 35 de los de Iglesias.
Otra de las muestras de que Podemos no ha sabido ganarse al ‘pueblo llano’ es que VOX, junto al PP y PSOE es una de las fuerzas más votada en Murcia, zona con el índice de pobreza más alto en toda España. Llegados a este punto es cuándo algunos se preguntarán: ¿cuál es el genial plan de gobierno de derecha, ultraderecha y socialistas?
Ninguno, el plan es ninguno. PSOE, PP, VOX y Cs han basado su campaña para estas elecciones, en exacerbar al unísono el miedo al independentismo catalán, convirtiéndolo casi en ETA y culpándolo de todos los males y desgracias del país.
VOX, por su parte y de manera descarada, se ha ocupado de alimentar, además, el miedo a la inmigración culpándola de la falta de empleo de los nacionales, de llevarse todas las ayudas y subsidios del Estado y de ser los mayores delincuentes del país.
Y es que los votantes tanto de la derecha como de la ultraderecha española ─como las de todos los países─ son tan borregos que se creen todas las mentiras que les han inoculado en vena, de la mano de los medios de comunicación oficiales y amigos.
Ciento setenta y seis son los parlamentarios que se necesitan para gobernar con mayoría absoluta. Pedro Sánchez pensando rascar más votos y ganar parlamentarios para gobernar sin depender de nadie, prefirió convocar nuevas elecciones y se ha puesto cabe solito, pues ha pasado de 123 diputados a 120.
La gobernabilidad de España es hoy más complicada que nunca, sobre todo, con una ultraderecha inflada que ya ha salido a decir que con sus más de 50 diputados irán al Tribunal Constitucional para recurrir todas las leyes, antipatrioticas, antinacionales y que atentan contra la esencia de España.
Uno de los cambios legislativos que propone VOX es endurecer la ley de extranjería, para seguir complicándole a los inmigrantes el obtener ‘papeles’. También recurrirá la ley contra la violencia de género, que ya se ha atrevido a cuestionar en Andalucía, comunidad autónoma donde ha gobernado los últimos meses de la mano del PP.
En Catalunya ha vuelto a ganar el independentismo y la CUP, el partido de izquierda radical catalán llega, por primera vez, al parlamento español donde serán tan incómodos como les sea posible. Ellos van a la capital del reino para hacer ingobernable España, esa ha sido su promesa de campaña y lo harán.
Así que agárrate Catalina, que vamos a cabalgar, pero agárrate fuerte. Todas las combinaciones para alcanzar la mayoría parlamentaria, 176 diputados y gobernar sin deberle nada a nadie son malas, pues si Pedro Sánchez convocó a nuevas elecciones fue para no pactar con Podemos.
Según Sánchez, la sola idea de tener que darle un ministerio a Podemos no lo dejaba dormir bien, a ver cómo duerme ahora con 52 diputados de VOX. Sánchez tampoco quería pactar con los partidos independentistas, que le permitieron gobernar luego de la moción de censura presentada en contra de M.Rajoy.
Si Sánchez quiere mantenerse en el poder tendrá que hacer equilibrios y malabares, pero, sobre todo, deberá negociar. Al lado del PP sumaría 208 diputados, pero con el PP no quiere; asociarse con el partido con más imputados por corrupción y al cual destronó sería contranatura; aunque, en política cosas más raras se han visto.
Que el PSOE sume con VOX y Cs tampoco sería muy ‘correcto’ pues pactar con la ultraderecha sería una aberración y con Cs, es algo que su electorado ya le ha gritado en las calles que no; aunque aferrándose al poder, Sánchez diría que pacta con ellos por la sacrosanta unidad de España.
Según ha dicho Sánchez a última hora de la noche: «El PSOE ha vuelto a ganar las elecciones» y él sabe que sólo ha ganado en votos y por eso mismo pide a los demás partidos que desbloqueen, ¿como él desbloqueará, la situación política en España?
«Llamamos a todos los partidos salvo a aquellos que están en contra de la convivencia y siembran el discurso del odio y a partir de mañana trabajaremos por ese gobierno progresista liderado por el PSOE» ─ha dicho Sánchez en su aparición luego de conocerse los resultados. O sea, absténganse ¿independentistas y VOX?
Y si no quiere pactar con independentistas y se refiere a VOX cuando dice que tampoco pactará con los que siembran el discurso del odio pues sólo le queda Podemos, PP y Cs. Aunque PP y Cs tienen igual discurso incendiario contra Catalunya, u ¿odiar a Catalunya está permitido?
Continuará, o no…