«Si yo salgo a vender es para llevar comida a mis hijos, ellos no saben de cuarentena ni nada cuanto tienen hambre. No es justo»
«Nosotros sólo queremos trabajar y no nos dejan, estamos rodeados de militares, policías y serenazgo que no permiten que vendamos nuestros productos en frente del mercado de Unicachi en Comas, primero nos piden nuestros documentos y luego vienen y nos ponen papeletas, y sólo a los que estamos en un lado del mercado, hay otros vendedores que están en los alrededores y a ellos no los dicen nada».
Este es el testimonio de una madre soltera, vendedora ambulante, recogido por teleoLeo.com. Este martes 30 de junio, mientras el presidente Martín Vizcarra anunciaba el fin del confinamiento ‘estricto’ y decía que ahora sí los peruanos están preparados para autocuidarse y hablaba de la necesidad de algunas personas de salir a trabajar para poder mantenerse, en el mercado Unicachi de Comas, un grupo de vendedores ambulantes era impedido de vender sus productos. ¿De ellos no hablaba el presidente?
«Yo tengo que trabajar, soy madre y padre para mis hijos, si yo fuese mayorista, bueno, pero no, vendo unos cuantos pantalones al día para comer y dar de comer a mis hijos. Hace unos días por lo menos nos dejaban vender unas horas y eso es lo que queremos, vender un rato para sacar algo de dinero e irnos, no hacemos daños a nadie. Han llegado varios camiones de militares y patrulleros y nosotros no estamos haciendo nada».
Y mientras el presidente Vizcarra seguía hablando de como el individualismo y el egoísmo y la falta de empatía nos había llevado a los brazos de la pandemia, los vendedores que continuaban en las inmediaciones del mercado de Unicachi, sin poder vender sus productos, sin ni siquiera exponerlos, eran amedrentados con sendas papeletas municipales. «No estamos haciendo nada, no estamos vendiendo, sólo estamos aquí y viene un trabajador de la municipalidad y le dice al alférez que nos ponga papeletas a todos».
De verdad, con un 70% de la PEA en trabajo informal, con la economía de muchas familias destruída por el encierro de más de 3 meses, de verdad es necesario prohibir que las personas intenten llevar comida a la mesa de sus hogares. La informalidad debe de ser combatida, sí; pero con políticas de Estado que permitan a la personas poder formalizarse y eso, en estos momentos, debería hacerse de manera más amable considerando el momento de pobreza y miseria que están pasando muchas familias.