«No tuve la intención» […] «Muchas fuerzas y vibras», le dijo después de violarla [VÍDEO]

Sólo sí es sí y eso debería ser ley. Para tener sexo con alguien, el consentimiento expreso es primordial. Una mujer en estado de ebriedad o drogada no está en capacidad de decidir porque sus sentidos están alterados. Según el Código Penal peruano, «tener sexo con alguien impedido de dar su libre consentimiento» se pena con entre 20 y 26 años de prisión

«He tenido que sacar todos los espejos de mi cuarto porque no me gusta verme, la relación con mi cuerpo ha cambiado, estoy descuidada no puedo ni ducharme. No me gusta tocarme, ni verme, cuando me arreglo es porque me obligo a hacerlo». Ella asegura haber sido violada por un compañero de estudios, él le pidió disculpas y le deseo fuerza para superar lo ocurrido. Sin embargo, ahora lo niega todo y amenaza con demandarla por provocarle «daño emocional a él y a su familia».

«Íbamos por un camino de piedras de Bajada Balta, no había mucha gente, él me sostenía porque yo no podía ni caminar, en un momento sentí un golpe en la cabeza, caí al suelo, hacia atrás y él se puso encima mío. Yo estaba muy mareada y no podía resistirme, él me bajó el pantalón y me penetró por la fuerza, me dolió. Recuerdo que yo simplemente me quede quieta, luego él se levantó, se rió y me dijo algo como: «Eres la cagada China»».

Hechos

La madrugada del 9 de febrero entre las 3 y las 4 de la mañana ella afirma haber sido violada por Giancarlos Baldeón Ríos. «La tarde del 8 de febrero me reuní con unos amigos en miraflores, estuvimos bebiendo en la playa, tranquilos; Giancarlos sugirió que fuéramos en su casa, que está cerca, fuimos y seguimos bebiendo. Se nos unieron dos personas más, luego sugerí que volviéramos a la playa, todos dijeron que ya era muy tarde, que debían irse. Giancarlos dijo que iría conmigo».

Ella y Baldeón Ríos son compañeros en la Universidad Jaime Bausate y Meza, ambos estudian periodismo. «Yo tomo medicación y ademaś estaba ebria, por eso no podía caminar al volver a la playa. Recuerdo todo entrecortado. Recuerdo que cuando se puso encima mío yo no podía moverme y cuando terminó me jaló para levantarme como si fuera cualquier cosa. No recuerdo si yo me levante el pantalón, o fue él. Luego me sujetó para llevarme a su casa y me dejó en el sofá».

Ella asegura haberse quedado dormida, luego él la despertó para acompañarla a tomar el autobús para irse a su casa. «Aún mareada fui con él al paradero, esperamos, me dio dos soles para mi pasaje, subí al carro y regrese a mi casa. Me eché en mi cama y dormí todo el día, no le dije nada a nadie, en ese momento no recordaba nada de lo ocurrido, aún estaba bajo los efectos del alcohol y de la medicación. Sólo sé que dormí todo el día».

Contusión cerebral

El día 10 de febrero, ella tenía una cita médica, su madre la había concertado previamente pues temía que tuviese anemia. «Fui con mi mamá y me dolía la cabeza de una manera extraña, el médico me revisó, «tienes una contusión» ─me dijo. En ese momento recordé el golpe. Cuando regresé a mi casa fui a ducharme y vi algo extraño en mi ropa interior, le dejé un mensaje a una amiga, le dije que creía que me había pasado algo. Me metí a la ducha y sentí cosas feas».

Ella dice que su cuerpo le resultaba extraño, que le molestaba tocarse mientras se bañaba y esa sensación fue en aumento. «Cuando me toqué los genitales sentí asco y me pusé a llorar, fue ahí que comencé a procesar lo que pasó y comencé a pensar en qué debía hacer. Me sentí muy mal. Tenía que salir porque había quedado con unos amigos con anterioridad, pero no podía, no quería ni mirarme al espejo, ni nada. Cuando mi amiga me contestó me dijo: «No te hagas historias»».

En ese momento ella pensó que nadie le creería y eso la afectó mucho, asegura. «Ya no pude salir, me sentía destrozada, estuve encerrada en casa durante una semana, cerré todas mis redes sociales, pensé que así, alejándome, todo pasaría, pero no. Sentía que quería arrancarme la piel, seguía sintiendo asco de mi imagen en los espejos, tuve que sacar todos los que tenía en mi habitación. Incluso ahora, luego de 6 meses de haber sido violada, no me gusta verme, ya no me gustaba mi cuerpo».

Hospitalizada

Y la sensación de disgusto con ella misma, lejos de desaparecer, se incrementó. «Un día me metí bajo la ducha helada con ropa, para entonces ya había vuelto a autolesionarme, hacía dos años que no lo hacía, cuando mi madre me vio toda mojada y llorando supo que algo pasaba y me llevó a emergencias del hospital Larco Herrera; al médico le conté lo que me había pasado y me dijo que lo mejor era que me quedase allí para observarme. Estuve un día y medio internada».

En el hospital psiquiátrico ella estaba ingresada con mujeres que tenían trastornos graves y eso la asustaba. «Se acercaban, me decían cosas y me daba miedo, las enfermeras me decían «no pasa nada», pero el hecho de que todo el tiempo me tuviesen sedada, haciéndome duchar delante de las enfermeras ─a pesar, de la mala relación con mi cuerpo─ y tener que comer con personas que decían incoherencias me asustaba, así que pedí mi alta. Mis padres me recogieron y les conté todo».

Sanar como prioridad

La reacción de su madre fue protegerla, ella es paciente psiquiátrica y cuidarla era prioritario. «Ella se centró en mi salud mental, no pensamos en denunciar porque iba a ser muy duro. Al dejar el hospital el médico me dijo que me hiciera una prueba de embarazo, menos mal, que salió negativa. Muy enfadada y triste por lo que me había hecho Giancarlos, le escribí y le reclamé; él me pidió disculpas, me dijo que no había querido hacerme daño y me deseo lo mejor».

En esos mensajes ella le dijo que le había arruinado la vida. «Le dije que no lo iba a denunciar, pero que por su culpa había estado ingresada como si fuera una loca, que no sabía todo el daño que me había hecho, que me había destrozado la vida y él dijo que lo sentía, le echó la culpa al alcohol y me dijo que pensaba que los dos queríamos lo mismo porque yo le dije para ir a la playa. Yo quería ir, sí; pero nunca le dije que quería que sucediera nada entre nosotros»

Ella le preguntó por qué tenía un golpe en la cabeza si según él los dos querían «lo mismo». «Tengo una contusión diagnosticada por un médico, me quiero morir ─le dije─ y él se seguía disculpando. Luego me enteré que él ya había hecho esto con otras chicas, que nunca había llegado tan lejos, pero que cuando se emborrachaba había intentado meterle mano a sus amigas. A una compañera también la había intentado besar estando borracho».

Baldeón envía sus disculpas a la joven a través de un mensaje de whatsapp y en el texto acepta haberle hecho daño

Y dice así: En serio lo siento […] no tuve la intención de que eso sucediera» […] «espero algún día puedas perdonarme y creerme que no quise aprovecharme». Y a continuación, la frase más curiosa, por cínica, del mensaje : «Lo siento mucho y se me permites desearte muchas fuerzas para que logres superar todo esto». Y por si a la agraviada no le quedó claro, la vuelve a animar: «Muchas fuerzas y vibras».

72 horas para rectificarse

Y aunque en el mensaje Baldeón dice: «Y pues me tocará pagar por el daño causado, de eso no tengo dudas», luego de que ella publicase su caso en la página Bausate sin acoso, vía carta notarial, él lo niega todo. Habla de relación sexual consentida, dice que fue ella quien se le insinuó y menciona el daño emocional que le ha causado la acusación, a él y a su familia. Además amenaza con demandarla penalmente si no retira la denuncia policial y le exige que le envié una carta notarial retractándose.

Ella denuncia

Aunque ella en un primer momento le aseguró a Baldeón que no lo denunciaría, finalmente, lo denunció. ¿Qué la hizo cambiar de idea?: «Mi exenamorado se enteró, citó a Giancarlos, le reclamó y se pelearon». Debido al incidente, Baldeón presentó denuncia, en ese momento ella pensó que debía proceder. «No era justo que yo no lo denunciase por violarme y él denunciara a quien me defendía, además, pensé que podía volver a hacer lo mismo con otras chicas».

Según la policía, la denuncia en contra de Giancarlos Baldeón Ríos es por: Violación de la libertad sexual a persona en incapacidad de resistencia

CEM: cerrado por pandemia

«Yo lo denuncié a mediados de agosto. Fui a Fiscalía de la Nación y me trataron horrible, me dijeron que no me iban a atender por la pandemia, pregunté si no me iban a tomar la denuncia por abuso sexual y me dijeron «entiende que nadie te va atender» y me cerraron la puerta en la cara». En busca de orientación, ella recurrió a la ONG feminista Flora Tristán, allí le aconsejaron denunciar en la comisaría de San Isidro, «porque tiene jurisdicción sobre miraflores» ─le dijeron.

Pero, a causa de la pandemia, el CEM de la comisaría de San Isidro tampoco estaba funcionando. «El policía que me atendió me dijo que como ya había pasado un tiempo, mejor denunciase en la DEPINCRI de la comisaría de miraflores. Y sí, allí recién pude denunciar». Dos días después pasó el examen en el Instituto Médico Legal y ahora está a la espera de la prueba psicológica.

«El examen médico fue revictimizador. Estaba sola, me senté allí y la doctora me tocó, no me gustaba porque aún estoy con el trauma, también me dolía. Ella me decía que si yo no hacía las cosas bien ella diría que no había colaborado. Me arañé los brazos para no gritar, pero ella me hacía daño al revisarme, a pesar, que con el tiempo transcurrido no iba a encontrar lesiones. Cuando salí me senté a llorar en la sala de espera y los policías me votaron.».

─Ella

Testimonio de la denunciante en teleoLeo.com

Rota

«Yo ahora estoy muy mal emocionalmente, todo el día me la pasó llorando, porque veo que todos los que eran mis amigos hacen comentarios horribles hacia mi, como si yo fuera una persona promiscua, que se lo buscó. También hacen comentarios sobre mi salud mental. Ahora no estudio ni trabajo y todo el mundo me pasa mensajes que dicen que ya saben que soy yo la que he denunciado .Y él le dice a todos que soy una paciente del Larco Herrera y según él eso invalida mi denuncia».

Pero al contrario, desprestigiar a la denunciante por ser una paciente psiquiátrica sería contraproducente y de hacerlo, pone más culpa sobre el denunciado. Si Giancarlos Baldeón Ríos sabía que ella podría no ser una persona lúcida por padecer alguna anomalía psíquica, él estaría asumiendo haber tenido relaciones sexuales con alguien «impedida de dar su libre consentimiento«, lo cual según el Código Penal peruano se pena con más de 20 años de prisión.

Código Penal Artículo 172.- Violación de persona en incapacidad de dar su libre consentimiento

El que tiene acceso carnal con una persona por vía vaginal, anal o bucal o realiza cualquier otro acto análogo con la introducción de un objeto o parte del cuerpo por alguna de las dos primeras vías, conociendo que está impedida de dar su libre consentimiento por sufrir de anomalía psíquica, grave alteración de la conciencia, retardo mental o que se encuentra en incapacidad de resistir, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de veinte ni mayor de veintiséis años.

Él denuncia

Por su parte, Baldeón denunció al exenamorado de la agraviada asegurando haber sido secuestrado, torturado y agredido por él y otras personas. En la carta notarial enviada por Baldeón a la agraviada, se refiere a este hecho y la acusa de ser la autora intelectual de la agresión y le dice que los ha denunciado por «lesiones graves», que según afirma podrían haberle costado la vida. Además afirma que todo podría ser para «sacar provecho económico contra mi persona y mi familia».

Entrevista imposible

TeleoLeo.com intentó entrevistar a Giancarlos Baldeón Ríos. Varios días después Baldeón contestó: «Alguna información del caso entrevistarse con mi abogado». Y el abogado cuando contestó, entre otras cosas, dijo: «Señorita no tiene porque entrevistarme, el caso está en investigación» […]. «A la señorita ya le hemos enviado una carta notarial» […] «Y que sea la última vez que está llamando al señor, lo están hostigando» […] «Usted no es nadie para hacer ninguna pregunta».

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