La Asistenta soy yo

Texto: Leonor Pérez-Durand

Cuando miras una serie y ves un poquito de tu vida en la pantalla y encima una amiga, sin saber nada, te etiqueta en un post de la misma porque tu escribes sobre violencia de género, puede ser que el momento de explicar un poquito de tu verdad haya llegado

Lamentablemente esta es una historia real. Lamentablemente es una historia harto frecuente. Lamentablemente nos han enseñado que violencia es golpe, ojos y cuerpo morados, labios partidos, fisuras en la cabeza. Lamentablemente desde jovencitas sólo nos enseñan que no debemos aguantar que un hombre nos ponga un dedo encima y lo aprendemos y cuando pasa sabemos que nos han violentado y lloramos y lo podemos gritar si deseamos. Pero de las demás violencias de las que no dejan marcas, nadie nos habla.

Así que cuando la violencia no es contra nosotras mismas, sino contra los objetos a nuestro alrededor, cuando patean o rompen cosas por una frustración o ira incontrolable, no la entendemos como una expresión de violencia en contra nuestra, no pensamos que si es incapaz de controlarse un día seremos nosotras mismas «el objeto» al cual golpeen. Y qué pasa cuando esa violencia es tan sutil que es ejercida en forma de bromas, de pequeñas descalificaciones, de burla por algo que no se nos da bien o nos hacen creer que no se nos da bien.

Qué pasa cuándo un día vas a la psicóloga porque algo no va bien contigo, porque no funcionas, porque no sirves y te dicen que no eres tú sino él y rellenas un formulario y al terminarlo te dicen que cumples con todos los ítems para ser la nueva víctima de violencia de género de la zona y no te lo crees porque a ti no te han pegado y no te lo crees porque tu eres una profesional, una clase media o una emprendedora y sigues repitiendo que es tu incompetencia la causa su ira y las lagrimas bajan por tu rostro, pero no estás llorando, porque ni sabes que estás llorando.

Y qué pasa cuando tras la consulta estás sola y no sabes qué hacer, sólo tienes a tu hija pequeña y una ganas enormes de huir de tu «pasivo» agresor, pero no tienes a dónde ir, ni siquiera tienes trabajo, ni ahorros, ni familia porque a pesar de tener un DNI de lugar donde vives sigues siendo extranjera. Yo no he dormido en la calle ni he hecho dormir a mi hija en el coche, pero la soledad, la inseguridad, el miedo absoluto a no saber qué pasará, a no saber cómo cuidare a mi hija, todo eso sí que lo pase y el miedo a perderla también.

Y es igual donde te agredan, si en Sudamérica, en USA, Europa o en la conchinchina, en todos lados estamos desprotegidas. En «La Asistenta» vemos como a la protagonista de esta historia real el sistema le brindó un hogar, pero al abrirle la puerta de la casa no la orientaron en cómo llevar el proceso legal en contra de su maltratador, quizás porque ella no lo denunció desde el principio; yo sí lo hice, cuando me amenazó de muerte si me llevaba a mi hija a mi país, pero la justicia tardó dos años en ir a juicio y para cuando llegó el día yo sólo pensaba en que mi pequeña fuera feliz.

Esa herida ya está curada, la curo cada día cuando escribo, cuando intento ayudar a alguna mujer que sufre, a alguna madre que no quiere perder lo que más ama, sin embargo, ver esta miniserie, que aún no acabo, ver cómo ella tampoco se creía víctima ha removido tantas cosas que sólo puedo vomitar todo lo que siento para seguir sanando. Y habrá quien no crea nada de lo que cuento o que crea que exagero o que no perdone estas líneas, pero si admiro la valentía de las mujeres que me confían sus historias, creo que es justo que también devele la mía.

Por otro lado, esta serie debe ser un toque de atención para la escuela, para la academia, nuestras niñas y adolescente no pueden seguir creciendo con la idea de que si no las tocan no las agreden, tenemos que poner mucha atención en esto, tenemos que difundir desde temprana edad que no sólo debemos huir de la agresión física, también debemos correr de la agresión verbal, del menosprecio, de la falta de tino para tratarnos porque todo eso son actitudes que con el tiempo no desaparecen, al contrario, se agudizan.

A continuación las conclusiones del estudio “La situación de la violencia contra las mujeres en la adolescencia en España”, dado a conocer en febrero de 2021, luego de que en 2019 se reportará un alarmante ascenso de la violencia contra las adolescentes en España y a la vista de «La Asistenta», me parece pertinente citar este estudio porque es en los más jóvenes donde debemos hacer incidencia de este tema, a ellas debemos alertarlas de no lo que no deben soportar y a ellos hay que enseñarles lo que no deben hacer y corregir lo que ya hacen mal.

  • Sobre la violencia sexual en la adolescencia, el 14% de las chicas afirma haberse sentido presionada para actividades de tipo sexual, en casi todos los casos por un hombre (97,4%) , con frecuencia, el chico con el que salen ( 55,7%).
  • Las situaciones de violencia de género en el ámbito de la pareja que han vivido de forma más frecuente son: abuso emocional (17,3%), control abusivo general (17,1%) y control a través del móvil (14,9%). El 11,1% afirma que se ha sentido presionada para situaciones de tipo sexual en las que no quería participar .
  • Entre 2010 y 2013 se incrementó la violencia de género vivida por la adolescencia en España, entre otros motivos debido al incremento de la utilización de las nuevas tecnologías. Desde entonces, hasta el pasado 2020 ha descendido la violencia de género sufrida por adolescentes, con motivo de las campañas de sensibilización y prevención realizadas.
  • El estrés derivado del rol de género sexista que sufren las chicas, correlaciona con problemas de salud y falta de autoestima. Ocurre también de forma significativa en los chicos, aunque en menor medida. Algunas situaciones que generan esta ansiedad en chicos son la «subordinación a la mujer», «hablar con una feminista» o «necesitar que tu pareja trabaje fuera de casa para mantener a la familia».
  • Los chicos mantienen el triple de opiniones sexistas y justificaciones de la violencia que las chicas, aunque la comparación temporal de los resultados de 2010, 2013 y 2020 refleja una disminución significativa de la mentalidad dominio-sumisión. Aún así, se mantienen mitos del amor romántico como «los celos son una expresión de amor», o «la media naranja», ambas ideas relacionadas con la violencia de género.
  • Aumenta significativamente el número de adolescentes que destacan la defensa de la igualdad entre todas las personas como uno de los tres valores más relevantes con los que se identifican y que buscan en su pareja ideal.
  • El trabajo en sensibilización y prevención* realizado tanto desde las instituciones como desde la sociedad civil, ha tenido resultados positivos en la reducción de la violencia machista.
  • Sin embargo, los roles de género sexistas persisten, y la violencia sexual y el acoso sexual onlineaumentan significativamente, por lo que es esencial continuar con el trabajo destinado a la erradicación de violencia machistas.

*Respecto al trabajo de sensibilización y protección mencionado en estas conclusiones, como madre de una adolescentes que estudia en este país debo decir que ese «trabajo» no pasa por las escuelas pues ella misma dice que estando en 4 grado de secundaria, para LA y de la ESO para España, han hablado muy pocas veces de violencia de género en clase, de cómo reconocerla, prevenirla y os mecanismos que tienen para denunciarla.

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