Entregó la custodia de su hijo para poder verlo. Y no lo puede ver

Texto y vídeo entrevista: Leonor Pérez-Durand/

Cuando una madre debe renunciar a la tenencia de sus criaturas para volver a estar con ellas a través de un régimen de visitas, algo no funciona. Muchas madres, como Ana, crían solas a sus hijas e hijos y terminan siendo víctimas de violencia vicaria cuando el progenitor reaparece y, por la fuerza o por la fuerza de la seducción, se los lleva. A pesar de su renuncia Ana lleva casi dos años sin ver a su hijo y la justicia no ampara su demanda

«Bajas puntuaciones a la hora de proporcionar cuidados responsables y afectivos hacia el menor puede indicar que el progenitor anteponga en ciertas ocasiones sus necesidades a las del menor». A pesar de ello y debido a las entrevistas realizadas, el informe psicosocial de los juzgados de familia de Málaga señala: «[…] se recomienda que la guarda y custodia del hijo en común sea ejercida por el padre como consecuencia de la adecuada integración y adaptación del menor en el ámbito familiar, escolar, social y personal que viene proporcionando el entorno paterno».

Esta es la historia de Ana, otra madre alejada de su hijo, otra víctima de violencia vicaria. Hace unos día los compañeros de trabajo de Ana tuvieron que llamar a emergencias, «comencé a convulsionar, esta vez duró más tiempo». Ana fue ingresada por una «crisis de ansiedad». Esta es la segunda vez que sufre convulsiones, una tercera podría ser peligrosa le han comunicado: «No tengo a mi hijo conmigo ni siquiera puedo verlo y cuando pido información sobre cómo está tengo que enviar más de un mail y cuando me responden me humillan. No estoy bien, cómo podría».

«Desde que mi hijo no está conmigo mi salud mental se ha visto afectada, mi médico me derivo al psicólogo y he tenido que recibir tratamiento antidepresivo. Tomo pastillas para dormir, porque si no, no puedo. Estoy destrozada, esto es maltrato, me han quitado a mi hijo y me han rotó»

Sin hijo y denunciada

Hace dos años que Ana lleva tratamiento psicológico, hace dos años, en julio de 2020 su hijo de 12 años de edad se fue de vacaciones de verano con su padre y ya no volvió. «Los primeros 10 días que mi hijo estuvo con su padre me llamaba, tengo una relación estupenda con él y lo puedo demostrar con los mensajes que me envía, luego la comunicación desaparece, días después me llama la policía y me dicen que mi hijo y su padre me han denunciado a mí y a mi pareja porque el niño no quiere volver a casa, que tenía miedo, que no le dejamos salir, cosa totalmente falsa».

Ana no entiende por qué pasa eso, asegura que siempre comunico al padre de todo lo que le pasaba al niño, que siempre lo mantuvo al tanto porque como muchos, según ella afirma, fue un padre ausente: «Luego de separarnos, en 2010 lo demandé para el pago de alimentos y el establecimiento de visitas. El padre se fue a vivir fuera de España y yo siempre lo mantuve al tanto de todo lo que pasaba con mi hijo». Ella se queja y dice que si el padre del niño de verdad creyó que ella y su pareja lo trataban mal, por qué no habló con ella.

«Luego de las vacaciones de navidad de 2019, cuando mi hijo volvió de casa de su padre comenzó a decir que le había dicho que con 12 años podía ir a vivir con él, que le gustaba mucho la playa, que es donde su padre vive; y no la ciudad, que es donde nosotros vivimos. Que nos quería mucho a nosotros, pero también a la familia de su padre y yo le decía que eso estaba bien, que tenía que querernos a todos. Y todo esto me lo decía entre risas, aunque llegaba a un punto en el que se enfadaba, porque supongo porque no sabía gestionar todo lo que el padre le decía», asegura Ana.

Custodia provisional, visitas incumplidas

Luego de la denuncia presentada en contra de Ana, por orden judicial el padre obtuvo la custodia provisional del niño y en septiembre de 2020 el juzgado de primera instancia de Parla, Madrid, estipulo visitas para la madre; pero no se cumplieron, afirma Ana: «Sólo se cumplió la primera visita que me tocó ir a verlo, pasamos un fin de semana felices, incluso nos dijo que quería volver a casa con nosotros. Después de 2 semanas el padre tenía que traerlo a Madrid, no lo hizo; le interpusimos una demanda de ejecución de visitas, nunca se ha presentado a responder o la audiencia se cancela porque la jueza no puede ».

Sin embargo el fallo le fue desfavorable a Ana pues el juzgado, tomó como validos y no cuestionables los argumentos del padre: «La parte ejecutada refiere no haber incumplido el régimen de visitas, si no se han podido cumplir es la voluntad del menor de no ver a su madre y a la familia materna, tratándose de un menor que cumplirá en los próximos meses 14 años […] estando incluso pendiente un procedimiento penal por denuncia de malos tratos que se dicen cometidos por la familia materna hacia el menor, procedimiento penal aun en tramitación».

Y el fallo continua: «En el informe psicosocial se recomienda que la custodia y guarda del menor sea ejercida por el padre, y que en el momento en que se resuelva el procedimiento penal se soliciten visitas para la madre». Continúa diciendo que no se puede decir que el padre se oponga a las visitas maternas: «debiéndose reseñar que no estamos ante un niño pequeño al que se le pude obligar a ir o no ir a un sitio, sino ante un niño de casi 14 años, con cierto grado de madurez tal y como se refiere en el informe psicosocial, y que ha manifestado ante los técnicos que le han analizado un claro rechazo a ver a su madre».

«En base a todo lo anteriormente expuesto, no podemos entender acreditada una voluntad del padre contraria al cumplimiento de las visitas fijadas en resolución judicial, ni una conducta ‘obstativa’ (obstaculizante) por parte de este al cumplimiento de las mismas. En base a lo expuesto, no entendemos acreditado un incumplimiento en base al cual mandar continuar la ejecución», concluye la sentencia.

¿Doble vara de medir?

En este fallo de ejecución de sentencia interpuesto por Ana para ver a su hijo el juez dice que el niño de casi 14 años puede perfectamente oponerse a las visitas y que no ve que le padre se oponga a que estas se realicen, que si el niño no quiere ver a la madre, pues no la ve. En otra sentencia que teleoLeo.com ha podido leer, el juez absuelve a un padre denunciado por jalonear y arrastar a su hija para llévarsela, porque le tocaba estar con él; en este caso el juez dice que hay un régimen de visitas establecido y que la niña de 12 años debe obedecer a su padre. ¿La justicia ya sabe lo que hace?

Neurodiversidad desatendida

El hijo de Ana sufre TDAH, condición le fue detectada cuando cursaba 3ro de primaria y que, según explicó ella en el examen psicosocial, complicó su crianza: «Hubo un cambio de actitud, tenía rabietas y actitudes un poco más graves, comenzó a tener comportamientos disruptivos en casa y en el colegio. Yo actuaba con castigos, le quitaba la consola, él se enfadaba. En 5to de primaria los profesores comienzan a informar de determinados comportamientos inadecuados que tenía, por ejemplo, llevarse un cuchillo de casa, decir comentarios inapropiados». La madre también refiere en el informe que su hijo se autolesionaba.

Por esta condición el niño recibía tratamiento neurológico y psicológico y estaba medicado. Según declaró el padre en el informe psicosocial, la madre no le informó oportunamente del diagnóstico de su hijo y le hubiera gustado otros tratamientos antes de medicarlo. El niño, por su parte, afirma que, por ahora, ha dejado la medicación porque no quiere estar siempre con pastillas. Ana está muy preocupada: «Además mi hijo tiene una discapacidad del 33% y cada 2 años debe pasar una revisión en la Comunidad de Madrid para que le sea renovada, el padre lo sabía, pero no lo trajo para evaluarlo y aunque me quejé a la justicia, no pasó nada».

Por su parte, el informe psicosocial respecto al estado del niño señala: «Presenta una adecuada adaptación a su nuevo entorno escolar y social. Su rendimiento académico ha mejorado y los comportamientos disruptivos en clase, hacia compañeros y profesores han disminuido». Sin embargo, esto parece haber cambiado pues según nos muestra y dice Ana: «En el ultimo informe escolar dice «conducta contraria/grave» y esto es porque llevó una llave inglesa y se la enseñó a una niña en clase, además dice que no presenta las tareas a tiempo y que dice que está cansado. No se están haciendo las cosas bien», afirma Ana.

Jugó con fuego y se quemó

Tras el primer incumplimiento de visita el niño sufrió un accidente, pero Ana aún no sabe a ciencia cierta cómo ocurrió: «El padre de mi hijo me envió un mail diciéndome que haciendo una hoguera se había quemado una mano. Cogí el primer tren y me fui a Malaga, al llegar al hospital no me dejaron entrar porque el padre había dicho que no podían ni informarme del estado de mi hijo porque no tenía la patria potestad, yo mostré que tengo la custodia y me dijeron que hacía 4 días que mi hijo se había quemado, que lo habían operado 2 veces y que estaba en cuidados intensivos. Al llegar el padre me sacó de la habitación».

Según lo que le ha explicado su hijo a Ana el accidente ocurrió porque estaba con unos amigos en la calle, tenían frío y encendieron una hoguera, se le prendió un trozo de la chaqueta que llevaba y así fue como se quemó: «Pero no sé más, no sé si tiraron algún combustible al fuego y mi hijo se rocía casualmente y por eso se quema, no sé nada, el padre no me explica nada más y tampoco me explica por qué mi hijo pasaba frío o cómo es que unos niños pueden hacer una hoguera en la calle», explica Ana.

Durante el tiempo de hospitalización ella dice que muchos días no pudo entrar a ver a su hijo, porque el padre del niño no la dejo, que cada vez que lo operaron ella estuvo allí y que pudo estar con él cuando le tocaron las visitas programadas: «No me dejaban ver a mi hijo, yo me quedaba en la puerta del hospital. Cada vez que lo operaban estuve allí. Cuando me tocaba visita pude estar con él y volvía a mí, pedía mi consuelo, que lo tocará, me contaba sus cosas, era mi hijo. Cuando volvía al día siguiente, luego que su padre hubiese dormido con él, volvía a rechazarme y tenía muy claro que cuando le diesen el alta no volvería a verlo. Y así ha sido».

Pasado

Ana tuvo una relación corta con el padre de su hijo del cual se separó, según afirma, por malos tratos, aunque nunca pudo denunciarlo. Según un informe de Servicios Sociales de Estepona, ciudad de Malaga donde convivió con su expareja y donde actualmente vive su hijo: «La madre acudió el 17 y el 26 de agosto de 2009 al Centro de Información de la Mujer del Ayuntamiento». Según Ana:«Escapé una noche con mi hijo en brazos, llegué a la comisaría como pude y quise poner una denuncia, pero no me aceptaron la denuncia y me dijeron que me fuera a «La Casa de la Mujer», por eso fui a Servicios Sociales en busca de ayuda».

Luego de decidir separarse, Ana que vivía que, según afirma, vivía aislada de los suyos por su expareja, volvió a Madrid, su ciudad, allí con la ayuda de sus padres crió a su hijo, volvió a formar pareja y tuvo una niña, hasta 2020 eran 4 unidos en familia. En entrevista con teleoLeo.com Ana dice que el padre de su hijo fue, como muchos, un padre ausente que viviendo varios años fuera del país sólo pagaba la pensión estipulada por ley y recién cuando el niño tuvo 3 años lo comenzó a ver dos veces al año, durante los periodos vacacionales.

El mismo padre asumió en sus declaraciones en el examen psicosocial que no había estado muy presente en la vida de su hijo durante mucho tiempo. «Durante su periodo en Inglaterra (2012-2019) reconoce haberse mantenido más al margen de la vida del menor, disfrutando del mes de vacaciones en verano, “reconozco haber sido dejado porque no llamaba mucho por teléfono a mi hijo”», señala el informe.

Dolor

«A pesar de que me vi obligada a ceder la custodia de mi hijo para tener visitas, su padre dice que el niño no quiere verme y que él no lo obligará ni siquiera puedo hablar con mi hijo y cuando pido información sobre cómo está me contestan luego de mucho insistir. La justicia no exigiendo que se cumplan las visitas avala la conducta del padre. Mi renuncia no ha servido de nada, llevo 2 años con esto, de audiencia en audiencia, de escrito en escrito y no me hacen caso, no puede ser que den credibilidad a una denuncia de maltrato con todos los informes médicos y escolares que he presentado. Ya no sé qué más debo hacer», concluye Ana.

Ella está a la espera de la resolución de la denuncia por maltrato presentada por su hijo y su expareja en su contra y en contra de su pareja que hasta antes de lo ocurrido también se ocupo de cuidarlo. Ella confía en que le den la razón pues niega tajantemente haber maltratado a su hijo, dice que los exámenes médicos y escolares que ha adjuntando su defensa demuestran que la denuncia es falsa. Ella sólo quiere recuperar a su hijo, sabe que será difícil porque ha pasado demasiado tiempo, pero confía, en que si la dejan podría reconstruir el vínculo. «Si pudiese hablar con mi hijo tranquilamente creo que las cosas se arreglarían».

También leer, DOSSIER: Violencia vicaria, la más cruel de las violencias de género

Violencia vicaria marco jurídico en España

La violencia vicaria es aquella que se ejerce por persona interpuesta, generalmente comienza cuando la mujer -cansada de malos tratos o de una relación fallida- decide separarse y el hombre, que ya no la tiene a mano para hacerle daño o para manipularla, perpetúa la violencia convirtiendo a hijas en hijos en en objetos de castigo a la desobediente, a la insumisa.

En su expresión más extrema la violencia vicaria acaba con la vida de las criaturas. En 2021 siete niñas y niños fueron asesinados por mano de sus progenitores, de ellos, sólo una niña fue asesinada por su madre.

A partir del reportaje sobre la violencia sufrida por Rocío Carrasco, hija de la famosa y extinta Rocío Jurado, el término violencia vicaria -acuñado en 2012 por la psicóloga forense Sonia Vaccaro- cobró más relevancia y, si bien es cierto, el Pacto de Estado contra la Violencia de Género recoge el término, esta aún no está tipificada como delito y por tanto no tiene condena.

La violencia vicaria tampoco ha sido incluida como variable dentro de la última macroencuesta sobre violencia de género lo cual no permite que las mujeres que son víctimas de la misma reciban el tratamiento más adecuado para sus casos.

En lo que sí que se ha avanzado es en la aprobación de un ley que retira la custodia a los padres con indicios o con procesos abiertos por violencia de género. Sin embargo, ninguna de las mujeres del colectivo «Libres de Violencia Vicaria» -al que pertenece Ana- con denuncias interpuestas en contra de sus exparejas por maltrato físico y psicológico, ha logrado que la justicia cumpla con apartar a hijas e hijos de sus maltratadores.

En octubre de 2021 la Fiscal de Sala contra la Violencia sobre la Mujer, Teresa Peramato, a través de un escrito enviado a las fiscalías españolas, manifestó: «No se está interpretando ni aplicando correctamente la reforma del Código Civil que tiene por objetivo alejar a los padres maltratadores de sus hijas e hijos en previsión del aumento de violencia vicaria y de actos de violencia contra las propias criaturas».

En el documento Peramato señala: «El impacto de la violencia machista en los menores exige una respuesta contundente».

Algunos signos de violencia vicaria sobre hijos e hijas según la Delegación de Gobierno contra la Violencia de Género

  • Utiliza a tus hijas e hijos para hacerte daño.
  • Amenaza con quitártelos.
  • Amenaza con matarlos, te dice que te dará dónde más te duele.
  • Interrumpe los tratamientos médicos de tus hijos e hijas cuando están con él.
  • Utiliza los momentos de la recogida y retorno del régimen de visitas para insultarte, amenazarte o humillarte.
  • Habla mal de ti y tu familia en presencia de ellos y ellas.

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