Las bases militares tampoco son lugar seguro para las mujeres: Sólo las FF. AA. de Estados Unidos reporta 20,000 casos de violencia sexual al año

La incorporación de mujeres a las Fuerzas Armadas no se ha realizado con perspectiva de género. Ellas han sido incluidas para mostrar modernidad, igualdad; pero dentro de las instituciones militares sufren las mismas violencias que fuera. A eso se suma la discriminación y el peligro que corren cuando denuncian

Texto e investigación: Leonor Pérez-Durand, Periodista/

«La irracionalidad de los varones y la lejanía de sus parejas, así como la soledad de los lugares en los que llevaban a cabo sus labores cotidianas», fueron los motivos dados por algunos policías a la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR), sobre las violaciones y torturas sexuales cometidas contra mujeres y niñas en el marco del conflicto armado que mantuvo en vilo al Perú durante casi dos décadas.

Si según los efectivos policiales la irracionalidad varonil y la separación de sus parejas fueron causa para las violaciones y torturas sexuales infligidas durante el conflicto: ¿qué «razón» podrían alegar los 4 sargentos del Ejército denunciados por participar -supuestamente- en la violación de una joven que hacía el servicio militar obligatorio en las instalaciones del Cuartel General del Ejército, más conocido como Pentagonito?

«La violación sexual no es un hecho genital sino un acto de poder, de dominación; es un acto de moralización por desacato a la Ley patriarcal».

«El violador no es un ser anómalo, raro. En él irrumpen valores que están en toda la sociedad. Él siente que está castigando a su víctima por algún comportamiento que entiende como un desvío, un desacato a una ley patriarcal».

Rita Segato, antropóloga

La guía Sexual Violence in the Military A Guide for Civilian Advocates elaborada en 2013 por La National Sexual Violence Resources Center (NSVRC), organización que brinda información y herramientas para prevenir y responder a la violencia sexual, coincide con la antropóloga pues afirma que la violencia sexual no es deseo, sino manifestación de ejercicio de poder y el ámbito militar no escapa a esta «práctica».

«Las normas sociales oprimen, cosifican a las mujeres, valoran el uso del poder sobre otros, toleran la violencia, culpabilizan a las víctimas, apoyan las visiones tradicionales de la masculinidad de dominio y control, fomentan el secreto y contribuyen a un entorno donde puede estar incluida la violencia en el ejercicio de la sexualidad. Estas normas sociales son magnificados en el ámbito militar», consigna la guía.

Un hombre no fuerza a una mujer porque está «necesitado» de tener sexo, lo hace para demostrar que tiene el mando, de allí las violaciones en grupo, es así como el macho se valida frente a sus iguales, a su «manada» y es así como demuestra su «hombría» y encima, en los tiempos que corren, graba su crimen para pavonearse a mayor escala.

Según la madre de la joven violentada en el Pentagonito, uno de los militares fue el que violó a su hija y los otros tres grabaron el hecho, es decir, uno de ellos fue el macho alfa que demostró su hombría y su poder, mientras el resto perennizaba la «hazaña» en vídeo, pues no se puede presumir lo que no se puede demostrar.

Del presente al pasado: abusos y violaciones sexuales en las Fuerzas Armadas peruanas

En el contexto del conflicto armado de los 80 y 90 vivido en Perú, las Fuerzas Armadas y policiales fueron halladas responsables del 83% de las violaciones sexuales cometidas durante la lucha contra el terrorismo. Las mujeres, niñas y adolescentes más afectadas iban de los 11 a los 30 años de edad.

Y no sólo la tropa o los mandos medios violaron, abusaron y torturaron sexualmente. El reciente candidato a la alcaldía de Lima, Daniel Urresti, exgeneral del Ejército y exministro del Interior, fue denunciado por violación sexual por una mujer, durante el juicio por la muerte del periodista Hugo Bustíos ocurrido hace 33 años en Ayacucho.

«En plena audiencia, Urresti río y aplaudió mientras era denunciado y dijo que lo había hecho por la gran actuación de la mujer que lo acusaba de un crimen que no pudo cometer, porque hace 30 años que está casado».

Daniel Urresti y las violaciones sexuales en el conflicto armado interno

«Te miraban sola, cinco, seis te agarraban por ahí por el campo y te violaban nomas, qué ibas a hacer sola. Con su armamento uno… yo no sé, ese ‘Gonpi’ a mí, antes de que suceda con mi tía Ana a mí me violó con toda su tropa.  Él ha hecho muchos abusos, no sólo a mí, a muchas muchachitas fueron… no sé a quiénes, porque a ese le gustaba abusar mayormente de las menores». Este testimonio, publicado por Demus, es de una joven violada por militares en un cuartel en pleno conflicto armado.

Demus afirma en su página web, que según el Registro Único de Víctimas (RUV), elaborado a raíz del conflicto: 1,323 de las víctimas de violencia sexual por parte de las Fuerzas Armadas tenían entre 0 y 14 años. Todas las víctimas fueron mujeres e hijas de mujeres campesinas.

«El uso deliberado e impune de la violencia sexual como arma de guerra se ha convertido en un crimen habitual en nuestra era, un arma más de lucha, de sometimiento al contrario. Gracias a estas prácticas se ha conseguido intimidar, crear terror político, sacar información y humillar a muchísimas mujeres y niñas. En otras ocasiones se ha utilizado como recompensa a los soldados».

Mercé Rivas. Periodista y escritora.

Denuncia y casos sin investigar

La denuncia de violación en el Pentagonito llega en un momento en el que se han revelado más casos de violencia sexual y de género cometidos por efectivos del Ejército del Perú que habrían sido silenciados por el Ministerio de Defensa.

Los Guacamaya Leaks han revelado 31 denuncias donde se da cuenta de abusos sexuales a mujeres adultas y menores de edad, agresiones físicas, psicológicas, amenazas e intentos de feminicidio. Guacamaya Leaks es el nombre del grupo de activistas que han filtrado información de las Fuerzas Armadas de Chile, México, Colombia, El Salvador y Perú.

El detalle de los 31 casos se dio a conocer en el programa online La Encerrona. Cuando sus periodistas preguntaron al Ejército su versión sobre los hechos denunciado, según el portal periodístico CONNECTAS, fueron amenzados con ser denunciado por traición a la patria.

teleoLeo.com ha hecho la consulta al Órgano de Control Institucional y la Inspectoría General del Ministerio de Defensa, estamos a la espera de respuesta, aunque en la solicitud de información en línea dice que responderán si la información es de acceso público.

La sociedad peruana merece saber:

  • ¿Cuántas denuncias por violencia sexual y de género acumula el Ministerio de Defensa?
  • ¿Cuántas de estas denuncias han sido trasladadas a la fiscalía para su investigación, cuántas no; y por qué?
  • ¿Cuáles han sido las acciones que se han tomado con los denunciados?

El Ministerio Público ya realiza investigación preliminar por la denuncia de la joven presuntamente violada en el Pentagonito. Esperemos que también se investiguen las denuncias filtradas y todas las denuncias registradas en el Ministerio de Defensa, por lo menos, desde la aprobación de la Ley 30364, para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres y los integrantes del grupo familiar.

A las 31 denuncias de 2022, habría que sumar las de años anteriores y los casos que presumiblemente no se han denunciado oficialmente por temor a represalias dentro de un cuerpo verticalmente jerarquizado y donde, normalmente, el agresor es el superior o el marido o novio armado que puede llegar a amenazar la vida de las víctimas que «osan» denunciar.

Al igual que ocurre socialmente, en general la violencia sexual no se denuncia en la Fuerzas Armadas, por ello, las víctimas que denunciaron abusos describen que sus compañeros de servicio las condenaron al ostracismo y las culparon.

Informe sobre agresiones sexuales, Departamento de Defensa de Estados Unidos,

Y mientras, Janie L. Leatherman, profesora de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Fairfield University afirma: «El silencio sobre la violencia sexual ha afianzado las estructuras de poder económicas, sociales, culturales y políticas del patriarcado, orden social jerárquico centrado en formas hegemónicas de masculinidad». Muchas mujeres militares no denuncian porque los cuerpos a los que pertenecen las revictimiza y no atiende sus casos de manera adecuada.

Guacamaya México

Los Guacamaya Leaks también revelan información de los registros internos de la Secretaría de la Defensa (Sedena) de México según la cual, las denuncias de abuso y violación sexual son ignoradas y las denunciantes hostilizadas, dadas de baja o trasladadas a otra destinación.

La delegación de México del diario El País asegura haber revisado más de 1.000 archivos «donde se registran decenas de abusos sexuales cometidos por cargos superiores a subalternas y a civiles, a veces en grupo, otras con prácticas de tortura»

Según el diario los casos no habían salido a la luz y habrían ocurrido en cuarteles, hospitales militares y zonas rurales. Los documentos también revelan que -como el Ministerio de Defensa peruano- la Sedena sabía de estas denuncias en las que están implicados 308 militares, de ellos, sólo 5 fueron sentenciados y 10 procesados. El resto de casos fueron archivados y los denunciados cambiados de destino.

Abusos sexuales en las Fuerzas Armadas urbi et orbe

En los países donde hay mujeres en sus cuerpos militares, hay denuncias por violencia sexual y violencia contra mujeres, niñas y niños, así como personas LGTBIQ+. En tiempos de guerra, sobre todo, las mujeres son «botín» y la violación sexual, estrategia de terror y tortura. En tiempos de paz, someter sexualmente es una demostración de poder, por ello esta práctica no ha sido ajena a quienes se supone tienen el deber de proteger.

«En 2021, aumentó el número de denuncias sobre explotación y abusos sexuales en operaciones de paz y misiones políticas especiales de Naciones Unidas. El informe anual del secretario general de la ONU sobre menores y conflictos armados documentó casi 26.500 violaciones graves contra menores. Un 90% de incremento de los secuestros de menores y un 70% de la violencia sexual contra menores».

La Escuela de Cultura de Paz de la Universitat Autònoma de Barcelona ha publicado Alerta 2022! Informe sobre conflictos, derechos humanos y construcción de paz

USA también abusa

Estados Unidos es uno de los países cuyas Fuerzas Armadas registra una gran cantidad de casos de abuso y violencia sexual contra las mujeres y personas LGTBIQ+ que la integran y contra niñas y niños; por ello, en 2021, el presidente Joe Biden ordenó la creación de la Comisión de Revisión Independiente sobre Acoso Sexual en las Fuerzas Armadas para evaluar la magnitud del problema y entregar recomendaciones en un reporte final.

El secretario de Defensa, Lloyd Austin, aceptó las recomendaciones del informe y ordenó tomar acciones al respecto. El Pentágono y el Congreso trabajan para reformar el Código Uniforme de Justicia Militar.

Recomendaciones

  • Quitarle a los militares y a la cadena de mando la responsabilidad de los juicios de acoso sexual, crímenes relacionados, abuso infantil y violencia doméstica.
  • Incluir el acoso sexual como una ofensa en el Código de Justicia Militar.
  • Crear oficinas en el secretariado de cada departamento militar para administrar los juicios de los crímenes sexuales con una supervisión legal apropiada.

La directora de la Comisión de Revisión, Lynn Rosenthal, señaló que cada año son 20.000 las y los agredidos sexualmente, menos de 8.000 denuncian, y «muy pocos de estos casos terminan con algún tipo de acción en la justicia militar».

Según la guía Sexual Violence in the Military A Guide for Civilian Advocates elaborada en 2013 por La National Sexual Violence Resources Center (NSVRC), que contiene una infografía actualizada en el informe de 2017, de 20.500 personas militares que denunciaron haber sido agredidas sexualmente ese año: 7.500 eran hombres y 13.000 mujeres.

Respecto a las denuncias oficiales, en 2020 el Departamento de Defensa reportó haber recibido un total de 7.816 denuncias de agresiones sexuales en las instalaciones militares del país; 6.290 involucran a oficiales en activo.

Además de las mujeres militares, esposas de militares, el colectivo LGTBIQ+ es el más vulnerable a sufrir ataques sexuales: «Son el 12% de la población militar y el 50% reporta haber sido agredido sexualmente», así lo afirmó a BBC Mundo Andrew Morral, quien ha estudiado por décadas el tema para la Rand Corporationthink tank que asesora al Pentágono.

Abuso y violación sexual entre menores de edad

La cultura de la violación estaría tan arraigada en las Fuerzas Armadas estadounidenses que también se dan abusos y violaciones ente menores de edad. Según una investigación de Associated Press (AP) entre 2007 y 2018 documentó casi 600 casos de abuso sexual en el que agresor y agredida o agredido tenían menos de 18 años.

La investigación de AP, también reveló que los abusos y violaciones se daban en cualquier lugar de las bases militares, incluso en el baño o patio de la escuela, y que las denuncias frecuentemente eran desestimadas por los fiscales, a pesar de que el agresor haya confesado. También hay casos que ni llegan a eso.

Acoso sexual y asesinato

Vanessa Guillén, joven militar estadounidense fue asesinada en 2020. La soldado, que servía en la base de Fort Hood en Texas, sufría acoso sexual. Tras dos meses desaparecida su cadáver apareció mutilado, su madre reveló que Vanessa le había dicho que estaba siendo acosada, pero que prefería terminar su servicio para denunciar, quería evitar represalias.

Características de las agresiones sexuales según el Departamento de Defensa de USA:

  • La mayoría de las agresiones ocurrieron en una instalación militar durante las horas de trabajo o de servicio.
  • La mayoría de las agresiones se cometieron por compañeros militares, otro militar o por un militar de mayor rango (para mujeres) o un militar persona dentro de la misma cadena de mando (para hombres).
  • Los delincuentes a menudo usaban la fuerza física o amenazas para arruinar la reputación de las víctimas/amenazas de daño físico adicional.
  • Las víctimas solían ser acosadas y acosadas sexualmente ante el contacto sexual no deseado.
Defense Manpower Data Center. (2013). 2012 Workplace and Gender Relations Survey of Active Duty Members (Survey Note No. 2013-007)

La guía de la NSVRC, realizada con información del Departamento de Defensa, ha encontrado «conexiones entre la violencia sexual durante el servicio en militar y diagnósticos de problemas de salud mental como ansiedad, depresión, trastornos alimentarios, abuso de sustancias abuso y trastorno de estrés postraumático (TEPT)»; y agrega que las consecuencias de la violencia sufrida afectan a la persona agredida, a sus familias y a la comunidad militar.

Mujeres en las Fuerzas Armadas, purplewashing

Según el Informe 41 del Centro Delàs, de Estudios por la Paz denominado Aculturación y purplewashing en el Ejército español, las Fuerzas Armadas, en general, han asumido la presencia de las mujeres para mostrar que hay igualdad en los cuerpos militares, sin embargo, la igualdad no es real desde el momento en que ellas ganan menos y excepcionalmente acceden a los puestos de mando.

Purplewashing: término feminista que denuncia el lavado de imagen que hacen países, instituciones, empresas o productos, a través de estrategias políticas y de marketing, para mostrar su «compromiso» con la igualdad de género, porque es lo políticamente correcto.

«[…] la situación de las mujeres dentro de las Fuerzas Armadas, lejos de representar un hito en la vindicación feminista por la igualdad de acceso a parcelas de poder de lo público hasta el momento vetadas, es un ejemplo más del dominio patriarcal y de la lógica militarista. Los comportamientos y mecanismos derivados de esta dominación se reproducen y perpetúan, a pesar de los cambios superfluos, gracias a su habilidad performativa»

Informe 41 del Centro Delàs, de Estudios por la Paz denominado Aculturación y purplewashing en el Ejército español

Luego de 30 años de incorporación de la mujer a las fuerzas armadas españolas, sólo una ha llegado a ser general, las demás ocupan puestos medios y bajos, lo cual las mantiene subordinadas a las órdenes y «caprichos» de mandos masculinos y, encima, cuando se atreven a denunciar abuso o violación sexual, comienza el acoso y derribo institucional.

Este 12 de octubre de este año, el Ministerio de Defensa publicó una disposición para proteger a las víctimas de violencia sexual o de género que evidencia la poca contundencia para enfrentar estos casos, pues no considera la suspensión del agresor durante la investigación, sí su cambio de destino: «[…] posible motivo para la designación de comisiones de servicio la asignación de un puesto, tanto para la víctima como para el presunto infractor en caso se decreten medidas de alejamiento».

No es genital, es estructural

Acabar con practicas machistas dentro de las fuerzas armadas no puede ser sólo un discurso declarativo, debe de ir acompañado de acciones para prevenir y atacar esta problemática. Tampoco puede quedarse sólo en exigir castigo, porque la violencia de género es un problema estructural, es la expresión del sometimiento y castigo a la mujer por ocupar espacios que según el patriarcado no le corresponden.

Los hombres también son víctimas de la educación machista, del mandato de hombría, de los hábitos y costumbres que dicen que los hombres son la fuerza y la mujer la ternura, que dicen que los niños no juegan con muñecas, ni a la cocinita; pero sí a doctores y enfermeras donde ellos son los que mandan y ellas las que obedecen, que dicen que ellos son activos y aventureros y ellas frágiles e inestables seres a los que hay que proteger y orientar.

La violencia contra mujeres e infancias debe ser abordada no sólo penalmente, si no también como asunto social que requiere perspectiva de género para ser superada. Y esto es valido para la vida civil, militar e incluso religiosa, pues en todos estos ámbitos el abuso y la violencia están presentes.

Mientras sigamos viendo la violencia sexual como un problema estrictamente genital y como crimen individual, mientras no eduquemos en igualdad y respeto, la violencia de género en todas su formas y en todos los ámbitos continuará. Elevar las penas como única medida para acabar con esta lacra no soluciona nada, comprobado está.

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