Perú no es Afganistán. Más de 1.600 personas han muerto a causa del conflicto armado, de ellas: 468 niños y 219 mujeres

Escrito por: Leonor Pérez-Durand

«Sendero Luminoso está tan presente en este Gobierno como los Talibanes en Afganistán». Ayer, alguien, para graficarme la situación en el Perú me hizo esta comparación, y me pregunto: ¿es lícito comparar el gobierno de Castillo con el de los talibán, sólo porque no quieres ser gobernada/o por una izquierda nacida en los andes y que ha sido aupada por quechuahablantes y personas de las clases más populares? Para mí la respuesta es no. Y aunque supongo que no es necesario, esta nota pretende explicar porque no somos Afganistán al mismo tiempo que te cuento un poquito como van las cosas.

El gobierno de Pedro Castillo no es igual al gobierno talibán por:

  1. Pedro Castillo no ha tomado el gobierno por las armas.
  2. Pedro Castillo no ha llegado a Palacio acompañado de milicia armada hasta los dientes.
  3. Pedro Castillo no ha hecho huir a un presidente para evitar más muertos.
  4. Pedro Castillo no ha hecho que las mujeres comiencen a abandonar sus puestos de trabajo y sean borradas incluso de los paneles publicitarios

…Además…

En el Perú gobernado por Pedro Castillo, las mujeres no temen por sus vidas, más de lo que temían antes debido a la violencia de género causante de tantos feminicidios, desaparecidas y de tantas violaciones y abusos sexuales. Las mujeres peruanas tampoco temen salir a las calles o perder su empleo o no poder ir a estudiar, y no están hoy desempolvando sus burkas porque Castillo haya dado una decreto legislativo que impida que muestren el rostro e incluso, los tobillos.

Las mujeres peruanas tampoco no están conminadas por ley a salir a la calle sólo en compañía de un hombre de la familia y a no usar maquillaje, ni pintarse las uñas a riesgo de que les corten las manos. Las brechas de género en Perú generan sí, que hayan más mujeres analfabetas, más mujeres pobres, más mujeres maltratadas, más mujeres fuera de cargos ejecutivos y de poder, pero esto ya era así antes del gobierno de Castillo.

Bien es cierto que el nuevo gobierno peruano se ha zurrado en la paridad, por ejemplo, al elegir a los integrantes del gabinete de ministros y ha nombrado a personajes misóginos, homófobos y con denuncias, pero no pretende -por lo menos no tenemos indicios de ello- borrar a las mujeres hasta de los anuncios publicitarios, como si se están haciendo en Kabul. Tampoco pretende reducir la vida de las mujeres al ámbito estrictamente familiar y de servidumbre del hombre.

Según el reporte de ONU «Protección de Civiles en Conflicto Armado en Afganistán de mitad de 2021», durante el primer semestre de 2021 en ese país han muerto 1.659 civiles y hay 3.254 heridos. Eso supuso un aumento del 47% de muertos en comparación con el mismo periodo del año anterior. Mujeres y niños son cerca de la mitad de las víctimas, el 46%, según el reporte. El 32% eran niños, con 468 muertos y 1.214 heridos. El 14% de las víctimas civiles eran mujeres, con 219 muertas y 508 heridas

Pánico en Afganistán

Según la agencia de noticias Reuters, un portavoz del gobierno afgano manifestó el pasado 13 de agosto: «Los talibán harán retroceder la libertad en todos los niveles y eso es contra lo que estamos luchando». Y sí, el temor es tan real que este lunes hemos visto a gente intentando embutirse cual sardinas dentro de un avión que evacuaba extranjeros, hemos visto a gente subida a las alas de la nave en desesperada huida y luego los hemos visto caer al vacío en pleno vuelo.

Por esta razón el Perú actual tampoco es Afganistán, aún no veo aviones llenos de los peruanos que amenazaban auto exiliarse si gobernaba Castillo. Ah, pero dicen, «las empresas se están yendo», y claro que lo están haciendo, el capital siempre es cobarde: «No hay hada más cobarde que un millón de dólares», reza el dicho. Además, el 50% de peruanos votó por otra opción y son ellos los propietarios de empresas que durante los 30 años de gobiernos de derechas se han acomodado y no quieren perder sus privilegios.

Este lunes, en Barcelona, en un bar afgano, varios ciudadanos de ese país veían estremecidos las imágenes de lo que ocurría en su país, sufrían por sus familias, uno decía que su esposa e hijos estaban hace días escondidos, otro entrevistado por TVE decía que temía por su hermana: «Mi hermana menor tiene 17 años, está en Kabul y los talibán están entrando a las casas a sacar a las niñas y adolescentes para casarse con ellas, eso también lo hicieron durante su primer gobierno y fue terrible».

Testimonios

«Si no podemos trabajar, no podemos estudiar, no podemos salir solas, no podemos hacer nada, no tendremos vida, será como estar muertas», así decía esta mañana una mujer afgana en un noticiero español; mientras tanto, una defensora de DDHH que trabaja con mujeres afganas afirmaba que la vuelta de los talibán al gobierno era la muerte emocional y social de las mujeres porque las condena a volver al encierro y la dependencia en la que vivieron a mediados de los 90.

En una nota de France24, donde se recopilan varios testimonios de mujeres afganas una de ellas, Zahra, dice que desde el jueves pasado no puede trabajar: «Estoy muy conmocionada, ¿cómo puede ser posible para mí, como mujer que ha trabajado tan duro y he tratado de aprender y avanzar, ahora tener que esconderme y quedarme en casa?». Zahra trabaja para una organización sin fines de lucro creando conciencia sobre la situación de las mujeres de su país.

Las mujeres son mayoría

En Afganistán hasta 2019 de 32.000.000 millones de habitantes, 18.512.029 eran mujeres, es decir, más del 50% son mujeres y niñas; es decir, en estos momentos, más de la mitad de la población afgana está en peligro y todo porque para los talibán ellas son el pecado, porque son las que los provocan, son Eva llevándolos por el camino de la impureza y por eso no deben exhibirse en público, su voz no debe siquiera escucharse, y esto no es literal, es real, ellas no pueden hablar en voz alta en la calle, ni siquiera pueden cantar.

Las redes

France24 también cita un tuit de la fotógrafa afgana Rada Akbar: «Con el colapso de cada ciudad, el colapso de los cuerpos humanos, el colapso de los sueños, el colapso de la historia y el futuro, el colapso del arte y la cultura, el colapso de la vida y la belleza, el colapso de nuestro mundo»

Igual que esta fotógrafa, Sahraa Karimi directora de cine se ha grabado huyendo de Kabul: «Los talibán han entrado en la ciudad y voy a huir», dice en el vídeo. Ella pide ayuda a la comunidad internacional: «Por favor, no se queden callados. Vienen a matarnos».

Antecedentes

Todo el miedo y pavor desatado en Afganistán están justificados. Cuando los talibán gobernaron, entre 1996 y 2001, lo hicieron bajo la ley Sharia, que haciendo una estricta interpretación de la ley islámica somete a las mujeres al poder patriarcal y reprime toda actividad fuera de casa. Trabajo, estudios y vida social están prohibidos para mujeres y niñas, además, a todas, cual infantes, las ponen bajo la tutela de los hombres cada vez que salen a la calle.

So pretexto del cumplimiento de La Sharia la policía religiosa talibán humillaba y apalizaba a las mujeres que no cumplían con las reglas y apedreaban a las que acusadas de infidelidad. Desde el retiro de las tropas de E.E.U.U iniciado en enero de este año acordado por la administración de Donald Trump, los muertos en las calles han aumentado; el bien pertrechado ejército afgano no ha podido; según Biden, «no ha querido» repeler a los talibán y ahora la población paga el abandono de quien en los 80 dio la gasolina para este fuego.

Recordemos que los talibán conocidos como tales desde 1994, fueron antes los llamados muyahidines que armados por E.E.U.U repelieron la invasión soviética en los 80, en una guerra que duró 10 años y costó la vida de 15.000 soldados soviéticos y la de un millón de afganos entre civiles y muyahidines. El apoyo de EE.UU. a esta guerra no fue sólo militar también fue económico y todo por poner de poner de rodillas a su archienemigo durante la Guerra Fría.

La guerra desatada en Afganistán fue descrita por muchos analistas de la época como «el Vietnam de la URSS» y así fue, salvo que los americanos esta vez no estuvieron en primera línea de batalla. Luego permitieron que los talibán gobernasen haciendo de la vista gorda y a pesar de que eran conocidas las violaciones de derecho humanos y la opresión a la que eran sometidas las mujeres y niñas afganas, E.E.U.U recién intervino en Afganistan cuando acusaron a los talibán del atentado contra las Torres Gemelas en pleno corazón financiero de Nueva York.

Por otro lado, la situación en Afganistán también tiene que ver con que las misiones militares y de ayuda internacional no han logrado su supuesto cometido de ayuda al desarrollo del país. «Ha habido mucha corrupción», declaran algunos a la prensa internacional. En un reportaje de hace algunos años veo a una familia mantenida por una niña de 12 años que recolecta plástico para vender, también a un hombre que acusa al gobierno de no pensar en el hambre del pueblo «porque tiene la barriga llena».

Una cooperante norteamericana que ha hecho vida en Afganistán decía en ese mismo reportaje que a la corrupción del gobierno había que sumarle la falta de partidos políticos en Afganistán y decía que la única oposición al gobierno eran los talibán. Esto podría explicar que desde el inicio de loas ataques talibán, el ejército afgano, bien equipado, no haya opuesto resistencia y que el propio presidente, Ashraf Ghani, haya abandonado este domingo el país, poco después de la entrada de los talibán.

Conferencia de prensa talibán

En su primera conferencia de prensa, el portavoz talibán Zabihullah Mujahid ha dicho: «Las mujeres son parte importante de la sociedad y podrán trabajar y estudiar siempre que cumplan con La Sharia». Sin embargo, es esta ley musulmana la que en el pasado impedía que las mujeres pudiesen justamente trabajar y estudiar. También ha dicho que gobernarán sin venganza y anuncian amnistía para los funcionarios que han abandonado sus puestos de trabajo.

Mujahid también ha dicho que ellos son la transición a un gobierno totalmente afgano sin intervención internacional. Sin embargo, no descarta la ayuda extranjera para mejorar su economía: «Vamos a cambiar nuestro país muy pronto. Será un cambio positivo. Sé que todos los afganos quieren tener una vida mejor» […] «Vamos a realizar pasos muy serios para mejorar nuestra economía». Y esto se corresponde con lo dicho por Biden: «No estábamos en Afganistán para el construir un país, sino para la lucha contra el terrorismo». Admitir esto grave y es darle la razón a los talibán.

Por su parte, el portavoz de la oficina política de los talibán en Catar, Suhail Shaheen, este martes, en una entrevista concedida a la cadena británica Sky News ha asegurado que niñas y mujeres podrán continuar sus estudios en todos los niveles: «Hemos anunciado esa política más de una vez, en conferencias internacionales como la de Moscú, en la conferencia de Doha. Nuestro líder lo ha mencionado en sus discursos. Así que esa es nuestra política».

¿Y la Unión Europea?

También en conferencia de prensa, el ministro de Relaciones Exteriores, Josep Borrell, ha dicho que deben conversar con el gobierno talibán «porque son los que han ganado la guerra». Además asegura que evacuarán a los entre 300 y 400 colaboradores afganos que han trabajado para las diferentes misiones de la UE, sin embargo, en primera instancia, los talibán han dicho que no permitirán su salida. Según Borrell trasladarán a España a estas personas y desde allí serán distribuidos a los países con los cuales colaboraban.

Josep Borrell también ha dicho que no es la UE la responsable de esta crisis, ha dicho que todo esto pasa porque Donald Trump llegó a un acuerdo con los talibán, «y sin embargo estamos ayudando». Por su parte la OTAN, como Biden, culpa al ejército afgano de no haber opuesto resistencia ante la toma del poder por parte de los talibán.

Alerta mujeres del mundo

La mujeres y las niñas afganas están en real peligro por parte del gobierno en Afganistán. Malala Yousafzai, premio Nobel de la Paz por haber sido una niña afgana activista por la educación de las niñas de su país y baleada por querer estudiar, ha dicho: «Debemos tomar posturas valientes para defender a las mujeres y las niñas». Así que estemos pendientes, nuestras hermanas en Afganistán nos necesitan para alzar al voz para defenderlas, para denunciar los maltratos que sufran, para no permitir que la comunidad internacional mire hacia otro lado.

El abuso ya ha comenzado, los testimonios de mujeres consignadas en esta nota así lo indican. «Las empleadas de dos sucursales bancarias, una en Kandahar y la otra en la ciudad de Herat, fueron hostigadas y castigadas por hombres armados talibán en julio. Los hombres armados acompañaron a las mujeres a sus casas y les dijeron que no regresaran a sus trabajos, sino hablarían con sus parientes varones», dice France24. Así que ojos y oídos puestos en Afganistán, somos legión, cuidémonos todas.

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